En esta entrevista analizamos la situación en el Mar Mediterráneo tras el estudio realizado por la ONG Greenpeace sobre la contaminación por plásticos. Reclaman un esfuerzo no sólo por reciclar sino, sobre todo, por reducir su producción y apostar por nuevos formatos y alternativas, especialmente desde las instituciones y la industria.
(Extracto de la entrevista que mantuvimos con Elvira Jiménez, de Greenpeace, y que publicaremos en varias entregas en este blog de “EV”).
» En su informe utilizan el término, “sopa de plástico”. ¿Qué significa?
Pues se usa sobre todo, también junto con el término “isla” aunque nosotros preferimos el de “sopa”, para referirse a las zonas donde por efecto de las corrientes se concentra mucha basura marina, que está conformada en un 80% por plásticos. Son zonas muy extensas y de mucha concentración. Hay que imaginarse como trocitos de plástico flotando en columnas de agua, también sobre la superfície y a media profundidad. Hablamos de “sopa” porque se trata de trocitos más bien pequeños.
¿Qué diagnóstico hacen a partir de este estudio realizado en el Mediterráneo?
La situación es mala porque, aunque siempre se ha puesto más el foco sobre esta problemática en zonas tropicales, hemos hecho una revisión sobre toda la literatura científica sobre este tema en el Mar Mediterráneo y hemos observado que hay una densidad de plásticos comparable a aquellas zonas tropicales. Eso quiero decir que, en promedio, hay una pieza de plástico cada cuatro metros cuadrados. Por eso queríamos llamar la atención sobre el Mar Mediterráneo. Aquí, una de las grandes diferencias respecto a otras zonas, es que mucha de la contaminación por plásticos corresponde a microplásticos, a fragmentos muy pequeños. Por eso uno puede ir a la playa y tener la sensación que todo está muy limpio pero no es así. Si uno analiza el agua o la arena se encuentra esos trocitos pequeños.
¿Cuándo dice que son pequeños, a qué tamaños se refiere?
Los microplásticos son menores de cinco milímetros. Los hay más grandes y hasta microscópicos, pero sobre todo los que hay son bastante pequeños.
¿Cómo llegan a ese tamaño? ¿Se deshacen por efecto del tiempo?
Bueno, puede ser por varios motivos. Pueden estar fabricados ya en ese tamaño, como en el caso de los “PL’s”, que son unas bolitas que las hay de muchos colores y que es la materia prima con la que se fabrican muchas cosas. Se funden, queda un líquido que se vierte en un molde que coge la forma de una cuchara, una botella o lo que quieras. Eso se ve mucho en las playas.
Luego hay otros microplásticos que proceden de objetos mayores y que por acción de la luz solar, como se trata de materiales que tardan mucho en degradarse, se van rompiendo en trozos más pequeños. Los típicos tiempos de descomposición que nos cuentan y que en el caso de una cucharilla de plástico corresponde a unos 400 años, siempre están calculados en unas condiciones ideales de exposición a la luz, de temperatura, de exposición al oxígeno… En el caso del mar esos tiempos normalmente se alargan porque hay más oscuridad, menos exposición al oxígeno…

Dicen en su informe que ya no es suficiente con reciclar sino que hay que dejar de fabricar utilizando el plástico como material.
Sí. Si pensamos el tiempo que lleva el plástico en nuestras vidas, y sobre todo los objetos de un solo uso como los envases (el 40% de los plásticos corresponde a envases), vemos que su producción se ha disparado en los últimos 30 años. Su impacto ambiental es enorme, teniendo en cuenta ese poco tiempo. Hay otros materiales como el metal o el cristal que llevan mucho más tiempo con nosotros y sus consecuencias no son comparables.
…
El plástico ha llegado y ha invadido nuestros hogares y luego el medioambiente. Y se está viendo que los sistemas de gestión de residuos no acaban de funcionar del todo, no pueden acaparar todos los residuos que se están produciendo. Prueba de ello es que sólo el 30% del plástico se recicla en España. El 50% va al vertedero y el resto se acaba incinerando. Y eso sin tener en cuenta lo que se abandona en el medioambiente y que es uno de los grandes problemas. El problema tiene tales dimensiones que sólo con el reciclaje no es suficiente.
Reciclar más…
No decimos que no haya que reciclar, que por supuesto que hay que hacerlo, pero que para resolver esta situación hay que ir hacia pasos anteriores.
La gestión de residuos tiene una jerarquía, se conoce como las “erres” (que empieza por reducir, sigue por reutilizar y acaba por reciclar) y hasta ahora se ha estado poniendo todo el foco, a nivel político y empresarial, en el reciclaje. Y no en las primeras fases y, claro, el problema que tenemos es tan grande que no podemos seguir así. Lo que hay que hacer verdaderamente es cerrar la producción de plásticos, hay que cerrar el grifo porque – a modo de metáfora- se nos ha desbordado la bañera y no nos podemos limitar solo a pasar el trapo.
Para ello hay que promover alternativas y algunas tampoco son muy innovadoras. Se está hablando en muchas regiones, y entre ellas aquí en Catalunya, de volver a los sistemas de devolución de envases. Hay cosas que ya se están haciendo en otros países y se ha demostrado que funcionan muy bien. Con las bolsas de plástico, por ejemplo, gracias a que se han tomado muchas medidas, es uno de los problemas que están más controlados pero no así con los envases. Lo que pedimos es que tanto las empresas que producen como las políticas que gestionan esa producción vayan encaminadas a esa reducción y que promuevan alternativas e innovaciones que nos permitan tener productos que en poco tiempo no se conviertan en residuos. (…)
(En próximos posts complementaremos esta entrevista con Greenpeace España).
También te pueden interesar:
“La guerra escapa a toda lógica” (Boban Minic, periodista de Radio Sarajevo). 1ª parte