Obtuvieron el reconocimiento por parte del Libro Guinness de los Récords a finales de los años ochenta y, afirman, que fue completamente “por sorpresa”. Tal es así que sus propietarios pensaron que al poco tiempo tendrían que devolver el reconocimiento por ser de pago. La realidad es que no sucedió y que dicha distinción luce en una de sus paredes desde entonces al lado de algunos cuadros costumbristas de dimensiones espectaculares.
» Cerca lucen un centenar de fotografías enmarcadas de comensales distinguidos como Plácido Domingo, Núria Feliu o el torero Mario Cabré. Gran figura, esta última, de la época, que se cuenta que incluso tuvo un affaire con Ava Gardner y que el mismo Frank Sinatra tuvo que venir a buscarla para llevársela y casarse. Fue padrino de boda de una de sus alma mater y responsable de este restaurante, Montse Agut, que junto a su hermana Alicia, regenta este local, que data de finales del siglo XVIII y está situdo en el barrio gótico de Barcelona.
(A continuación reproducimos un amplio fragmento de la entrevista que publicamos en el nº 06 de “EV”).
Dice que “suerte de los turistas”, porque gracias a ellos la crisis económica se ha supertado o se está superando algo mejor. Asegura que el éxito en su caso reside esencialmente en buscar (y encontrar) “una buena relación calidad-precio” y destaca de su menú, entre otros platos, “sus canelones”, que hacen siguiendo la receta tradicional aunque con su toque que los “hace muy suaves”.
Es el restaurante más antiguo de Catalunya y el segundo de España. Abiertos desde hace más de 200 años y con ustedes al frente durante ya casi 60 años, ¿cómo se consigue esto?
Nosotros estamos aquí desde el año 1958. Se consigue con mucho trabajo. Y también ayuda que muchos de nosotros somos familia. Siempre intentamos que alguno de nosotros esté en el restaurante. La clave es siempre intentar hacer las cosas bien. Hubo una temporada que las cosas fueron algo peor pero nosotros pudimos levantarlo un poco y conseguimos continuar. La cuestión es la relación calidad-precio: no abusar demasiado de precio y que siempre ofrezcas una calidad al nivel de lo que pides, de manera que te evites encontrarte sorpresas.
Dicen que si las paredes del restaurante hablaran explicarían muchos de los episodios de la historia de Barcelona. ¿Cuáles destacaría?
Sobre todo, los muchos personajes que han pasado por aquí. Y que pueden verse en nuestras paredes. Datan a partir de la llegada de mis padres, antes no había ninguna. Muchos de ellos eran ilustres. Nos han nombrado en alguna obra de teatro, Mercè Rodoreda lo hizo en un par o tres de sus obras. Recientemente tuvimos algunos actores que iban a actuar en el Teatre Nacional… Mercè Sampietro…
¿Podría decirse que entre estas figuras que comenta destacan sobre todo las de perfil cultural e intelectual o hay de todo un poco?
Hay de todo. También políticos, empresarios… Pero es verdad que también al estar tan cerca del Liceo tenemos a muchos cantantes. Cuando lo cogieron mis padres sí que venían muchos pintores y gente del ámbito cultural, que se reunían aquí. Incluso gente que venía de fuera. Ellos siempre tenían una mesa reservada y daba igual cuántos pudieran ser: podían ser diez, cuatro o no venir nadie pero siempre tenían la mesa reservada para ellos.
Otro dato interesante es el del nombre del restaurante: se dan algunas explicaciones sobre su origen.
Nosotros nos creemos la del “Nois, culleretes!”. Como era una chocolatería y se necesitaban muchas cucharitas, había un mostrador que estaba aquí (dentro del actual restaurante) y por eso era habitual escuchar esa expresión. La gente acabó por conocerlo como el “Culleretes”. Hablamos de finales del siglo XVIII, sobre 1786, cuando aquí había una señora y se necesitaban las cucharitas para las cremas y los chocolates.
La otra versión habla del primer sitio donde se usaron las cucharitas de metal, aunque yo me creo más la primera versión, que el cronista Lluís Permanyer también da como más creíble.
(En posts posteriores complementaremos esta entrevista)